Querida letra: te escribo con la invisible pluma: desde la corazonada de los hombres: la que destila perfumes de inciertas sombras: la que se escuda en la incertidumbre, en la potencia de lo posible y viaja a cuestas de intraducibles miradas. Si prefieres hallarte ajena a mis palabras, mis disculpas; si supones vanos mis suspiros, mis aplausos; no obstante, para que no rechaces mis quejas, ni borres el aliento lunar ante el paso silente de los novios, te pido, queridísima letra, que calles por un instante la naturaleza de tu esencia punible, de la necia forma que te dibujas al contar con símbolos las más puras emociones, a saberse, el silencio que abriga las notas primigenias de la creación; el plateado y misterioso abrazo de las estrellas colgantes sobre las balanzas de la historia.
Espero, querida letra, te halles envuelta en los ideales que hoy cortejan las razones de mi ser; causas que me inquietan a ver la desalentada forma como te adueñas de los hombres: todo tu fin es hacerles versar lo que el mismo verso se niega: una vida por una pluma, una casa por un libro, una cuesta arriba por un sonreír que se detiene y pierde el derecho de regresar.
Mi queja es la siguiente: te haces ajena a ti misma, te niegas a mostrarte entera y te escondes como el espejo hace de su rostro en las imágenes pulidas. Mi queja es la siguiente: te haces querida letra, indispensable para el perito que sobre tus símbolos crea; me quejo de que no te quejes al escuchar mis razones, que permanezcas inmutable ante el eterno semblante de la Historia…me quejo de la pasiva forma como te haces presente cuando todo hace a ti referencia; porque al pensar lo hago contigo y al leerte y pronunciarte me diferencias de la bestia. Te sabes única, y esa es mi queja; indispensable, y este es mi error: no aceptarte en el allí aún cuando de ti me valgo para escribir estas quejas.
Porque sin ti letra, cómo podría llamarte amiga o traicionera; cómo podría tomar entre mis manos la pluma y hacer que alguien me entienda. Pues donde floten tus ideas, los momentos pasibles de tu ser, allí donde estés, estará una diestra. Donde la sombra de ideas se refleje en oscuras sustancias irreconciliables con la verdad; de esta realidad sin género y especie, hinchada de falsas maromas que nos hacen creer que lo visto es como tal cuando en lo tal no se haya lo Verdadero; repito, donde se hallan éstos puntos de aparente realidad, entonces allí estará también mi amada querella.
No te impongas, querida letra, sólo déjate usar por el silencio inmanente de los poetas; sólo déjate llevar por los caminos de historias gratas; por el valle de auroras que todavía no conoce el firmamento, donde el futuro late con fuerza por manifestarse.
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