Oye, cambia el tema; ¿hasta cuándo vas a seguir con lo de la Trinidad? Cosas como la frase anterior me hacen sentir como Nehemías cuando reconstruía los muros de la ciudad santa. No obstante, trato de prestar mucha atención a ese tipo de comentarios pues, a paz nos ha llamado el Señor y debo soportar a mis hermanos (jajaja). La presente carta es abierta, no para vergüenza o desgracia de nadie, a menos claro, que sea de mi mismo; por mi falta de osadía y exceso de negligencia con respecto a los dones y talentos que por gracia tal vez no he administrado como debe ser.
Hay tres pasajes bíblicos que han impactado mi vida de forma tajante; pareciera que cada uno va orientado a modelar una parte de mi ser. El primero ha sido la declaración de Dios ante la pregunta de Moisés acerca de en nombre de quién iría a los hijos de Israel; Dios le responde desde la zarza: “YO SOY” y añade “Jehová este es mi nombre desde simpre” No dice este “será” mi nombre… Cómo, me preguntaba, puedes Dios saber que Él es? ¿Quién le puso nombre y cómo sabe Él cosa semejante! ¿Cómo puede tener acceso a sí mismo, a su propio SER? El Dios de los filósofos nunca supo que era el Dios de los filósofos, siempre se me mantuvo confundido con el mundo, el universo, inquietantemente pasivo ante la historia de la humanidad y del individuo.
El encuentro con el Gran YO SOY me llevó a buscar definir que es ser ETERNO y darme cuenta de la mala concepción (o desconocimiento total) que tiene muchas personas, creyentes o no, acerca del término. Luego en la universidad pude figurar como Euclides definió el punto geométrico así como Leibniz definió sus átomos metafísicos (mónadas) y la teología dice de Dios que Éste es un SER simplicísimo, que no tiene partes. En fin, al parecer, siempre he estado rodeado de temas que muchos catalogan como extraños, poco prácticos, deleznables. Aún así, aunque estoy convencido de que el ministerio de la reconciliación y la gran comisión son de primacía para la vida del hombre, creo que no estoy equivocado al decir que son la punta del iceberg.
Que una persona pueda aceptar, comprender y confesar que Dios mismo tuvo que hacerse hombre para reconciliar a los pecadores a través de un sacrificio expiatorio, son cosas que sólo el Espíritu Santo puede hacer…, ahora bien, y después? Después del discipulado del creyente, cuando la vida cristiana comienza a ser no un agregado a nuestras vidas, como si viviéramos el evangelio en piloto automático, sino que más bien, pasa a ser un estilo de vida con Dios (tal vez como ser vegetariano, es el ejemplo que me viene a la mente) veo con preocupación el desinterés generalizado de los hermanos por conocer ese mismo Dios en quien han creído.
Tal vez pertenezco a un grupo de de creyentes con un espíritu inquieto, a un grupo de locos a quien le parece común preguntarse no sólo por qué el gato tiene cinco patas sino cómo hace el pobre para caminar con tantas sin necesidad de una cola adicional como timón. Tal vez en vista de ello, llevo algo de tiempo tratando de armar un compendio acerca de las perfecciones divinas (le he titulado ¿En quién creíste tú?), tratando de reivindicar la diferencia radical entre los atributos humanos y las perfecciones divinas (atributos absolutos/no mudables); tal vez por eso me enfocado en temas tales como la Trinidad, la Deidad de Cristo, el concepto de Eternidad, la simplicidad de Dios, la inmutabilidad de Dios entre otros. El hecho es que yo no le demando a Dios que la humanidad cristiana entera sienta el mismo llamado, vocación o inquietud, sino que, exista por lo menos quien sienta el mismo llamado, vocación o inquietud en Latinoamérica. No se trata de que yo sea un Goliath en el puesto de David, esto es, que yo esté tratando de ganar por fuerza bruta lo que Dios gana con su propio poder y dirección; no se trata de que quiera sobresalir ante los demás como el erudito del grupo, el “ungido”, el hombre de la “nueva revelación” o tantas cosas que uno oye por allí; se trata de que la gente literalmente se está perdiendo por falta de conocimiento. Y se pierde en dos sentidos: pierde su alma cuando es absorbida por las sectas, y si no, dentro de la iglesia, se pierde de conocer quién es Dios.
Tal vez por ello, a otro de los textos que me han marcado sea en Jeremías 9:23-24
23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas.
24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová
Respecto a éste texto, lo primero que salta a la vista es que uno debe entender y conocer a Jehová (semejante empresa no?). El conocimiento de Dios viene a través de su Palabra, de una buena exégesis, disertación con los miembros del cuerpo de Cristo y por supuesto la guía del Espíritu Santo; pero el entender a Jehová eso es otro mundo. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿puedo yo limitarme sólo a conocer a Dios? pareciera que no…Dios demanda que lo entendamos, y entender a Dios, más que un fideísmo ciego ante su voluntad es escudriñar la Escritura y hacerla nuestra a la vista de incógnitas humanamente infranqueables (la existencia del mal, los juicios de Dios, la encarnación del Verbo, Trinidad etc, etc, etc). Llegado éste punto debo confesar que estoy algo cansado (y algo molesto) de que por ejemplo los Solo Jesús (modalistas) se infiltren en nuestras congregaciones para sacar a los creyentes hacia sus iglesias donde no hay un Dios “con tres cabezas” pero lo que más me molesta es que éste hermano “confundido” de verdad crea que el Dios que predicamos tiene efectivamente “tres cabezas” o que si no se bautiza con una “fórmula bautismal” específica (como si se tratase de un acto de magia) entonces la sangre de Cristo no ha actuado en él. Molesto estoy que los Testigos sean capaces de jurar fidelidad a una Organización (como dijo uno de ellos “prefiero estar errado en la Watchtower que en lo correcto fuera de ella” ) y rechacen el sacrificio y persona de Cristo porque en su locura veneran a una criatura. Sin embargo, la mayor molestia es conmigo mismo: si esto está sucediendo en algunas congregaciones la culpa es principalmente nuestra (de los creyentes locos, que se enfrascan en temas extraños, etc, etc). Pareciera que la instrucción que estamos dando no es tan sólida, sistemática y eficiente como el de las sectas comunes y las sectas de corte “cristiano” (si es que tal cosa puede existir). No nos basta con tener la verdad si cualquier mentiroso puede venir y hacer de ella un engaño para desviar al otro.
Finalmente hay un texto que siempre viene a mi mente, está en Colosenses 3:3
Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Verdaderamente quien escribe hoy éstas palabras no es ni la sombre de quien escribiera otra serie de textos (relatos fantásticos/terror/ateísmo) en la antigüedad. Verdaderamente he muerto, en algún punto de mi historia personal, quien fui, ya no existe más; y mi vida, escondida está hasta el momento de su manifestación con Cristo en Dios. Mientras tanto, cada día me fascino más con todo lo que desconozco acerca de Dios: pareciera que al meter mi cabeza por un lado, se abre una brecha cada vez más profunda e ilimitada de saber. No sé que depara Dios para mi futuro, pero algo sé, y es que en sus planes no está precisamente el que yo deje los temas extraños (jajaja). Cuentan ustedes con mi apoyo, en la medida de mis posibilidades y limitaciones, para el proyecto que desempeñan; espero también contar la de ustedes en el mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario