Lleno pero vacía

Ah, cuanta ausencia llena todo el espacio

-y me dicen que así dejará de ser vacío, porque

Según, si está lleno de algo, de algo aunque sea nada,

Aún así, según los hacedores de guantes, no está vacío-

Ah, no sé, creo que me engañan –como si fuese cosa nueva-

Los sentidos y me hacen creer un sin número de formas

Como ciertas. Ayer como si fuese hoy y ahora como un

Futuro en-este-instante perdido donde ya cada palabra

No es ni la misma ni se puede pronunciar porque nadie sabe cómo.

Me preguntan a mí, como si las ideas fueran gobierno de mi Estado

y mi conciencia el Juez de la todas las conciencias-retóricas:

¿A partir de cuantos dedos se empieza a contar el infinito?

¿A raíz de cual nube empieza a cuajarse la lluvia?

¿A partir de dónde nace el férreo castillete de honduras –como pisadas

De gigantes enyuntados como bueyes de papel- donde lacayos

Guías invisibles siguen el aroma de una historia humana recargada

De luces coloreadas de rojo por el amarillo; de negro por culpa de un gris

Pintarrajeado de blanco. No sé las respuestas y no puedo pensar

En alguna que por educación les sirva (haciendo honor a la diplomacia).

Las emociones como linternas se apagan, y el vaivén de las olas

Eternas sobre el reloj lunar expelen –desde una gruta imposible-, la

Melodía innata de Eras desgastadas en un mar que se ha encallado

En las faldas de los alcázares de esta conciencia-retórica. Y me pierdo, pero

Como es retórica, me vuelvo a encontrar…y en ese batir interno surge

De espontáneo un iris homónimo al silencio: acaba de pronunciarse la

Sentencia de las alfombras de la Historia, cada paso a sido marcado y, en

Realidad –como si fuese nuestra, insisto, como haciéndola propia- se ha borrado

Con cada paso; pero de nuevo, insisto –déjeme hacerlo- como es retórica,

Se ha vuelto a marcar cada paso y…de repente todo detiene y es, en los ojos de otros

invisible pero eso sí, con la mirada nuestra, perfecta.


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