Un hombre dijo una vez que “en el mismo río entramos y no entramos, salimos y no salimos”. El personaje en cuestión es un antiguo pensador griego, Heráclito; un soñador como nosotros a quien le parecía bien decir que todo está en constante cambio, en constante crecimiento. Hoy compañeros, a ese río le llamamos Facultad de Educación: en ella entramos y no entramos, porque no hemos dejado de cambiar desde el mismo momento en que pusimos un pie en sus aulas; hoy salimos y no salimos, porque a pesar de todo una parte de ese primer encuentro ha quedado inscrita, aunque no lo veamos, en una especie de contrato mutuo, imperceptible por quienes no han tenido la experiencia de aprender en su seno. Y es que ¿Puedes recordar ese día? ¿Puedes recordar la expectativa de ese primer día? ¿La esperanza de “eso” que llaman futuro, que al parecer a todo el mundo le parece que llega “rápido”, ese mismo que hoy se ha hecho realidad? Tal vez no; pero les aseguro que cada parte de esta edificación podría atestiguar cada encuentro, cada llegada en un “iguana”, cada cola para el “comedor”, cada obstáculo en la carretera, en los bolsillos, en el clima, en el examen (¡esas integrales, que si dobles, que si triples!)…, les aseguro que este pequeño coloso de vigas, de agua y cemento, guarda en su memoria invisible un mar de recuerdos, buenos y malos, que nos hicieron llegar a ser lo que somos hoy.
¿Y qué somos hoy?
Eso lo entendemos mejor cuando alguien nos pregunta “¿qué estudias?”. Hagan memoria: recuerden el rostro de quien pregunta cuando le damos la respuesta: “para profesor de matemática” o “para profesor de física”. Algunos callan, otros fruncen el ceño como tratando de entender una acertijo, hay quienes nos congratulan “hay que gustarle eso...te felicito” y como la vida no es perfecta, hay a quien le da igual que estudiemos matemática o física o la forma de las nubes en un día despejado. Sin embargo, sabemos que para nosotros no ha sido ni será cualquier cosa: el esfuerzo de años, y de muchos, y de muchos durante muchos años, y a veces el esfuerzo de pocos, de muy pocos durante muchos años. Y no se me confundan con la frase anterior, que no he perdido la cordura ni la lógica se ha exiliado de mis palabras: para nosotros no es cualquier cosa porque ese “nosotros” nos incluye a cada uno de los graduandos y también a ese sin fin de personas que, como engranajes en el más fino de los relojes, hicieron posible sincronizar la llegada de este día: padres, tíos, abuelos, hermanos, primos, amigos, vecinos; hasta el desconocido que nos dio la hora para saber si íbamos a llegar a tarde a ese parcial o lo suficiente temprano para poder repasar un poco esa condenada lista interminable de derivadas, sucesiones o fórmulas.
Entonces ¿Qué somos hoy?
Somos el resultado del esfuerzo de muchos; porque estaríamos mintiendo si acreditamos a nuestra cuenta particular este gran logro; primeramente Dios nos ha dado la fortaleza, entereza y sabiduría para continuar hasta el final por este camino durante el cual algunos se atrasaron (desde aquí le mandamos ánimo), otros han abandonado carrera (seguramente para un bien mayor), mientras que otros ya no están con nosotros (en un lugar mejor les esperamos encontrar algún día)…Sí, hoy no somos un individuo, un particular; hoy somos el resultado del esfuerzo de muchos; de los docentes, de los trabajadores administrativos, de los obreros, de los vendedores de comida rápida, de los que encuadernan y sacan fotocopias… en fin, me parece que “muchos” es demasiado poco para abarcar a tantas personas; personas que posiblemente hoy mañana estén abrigando en su hogar a un nuevo licenciado.
Pero díganme entonces ¿Qué somos hoy?
Sí, sí…somos graduandos…somos jóvenes (otros no tanto XD), pero creo que hoy somos amigos que, tal vez no conociéndonos sino de vista, compartimos el mismo camino durante un buen tiempo; amigos anónimos en diferentes turnos, con distintos problemas, talentos y defectos; amigos porque la vida lo ha permitido de esta manera y no de otra. Sí, hoy nos sentimos grandes, felices y algunos nostálgicos; sin embargo hoy no hemos terminado de salir del río (se acuerdan de Heráclito? XD) sino que hemos comenzado a entrar en algunos otros…, veamos, pongámosles nombres: el río de la Patria, el del mundo laboral, el de la vida misma. Hoy nos estamos dando es un chapuzón para salir a flote y desde tierra firme exclamar una victoria “nuestra” que a la final es de todos; una victoria nuestra que nos pertenece a todos porque todos somos FACE, todos somos parte de una gran familia que hoy de alguna forma se separa pero que permanecerá unida por esa sensación de triunfo inerrable compartida por cada uno de nosotros.
Gracias y que Dios los bendiga.
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