Preso de elegir los mismos desatinos que
Me guían hacia ti. El paso de la libertad
Es el paso de la alondra cuando vira hacia
Los eslabones de sol, incólumes gargantas
De hierro erosionadas por los gritos intensos
De un silencio exacto, preciso, inteligente.
Me hiere ver las alas taciturnas besando los
Aires de antaño terrestre, sobre una efigie galvanizada
De palabras en blanca decadencia.
Dicen los corregentes de Tierra Nuestra que
Los reinos de sal no saben igual con azúcar; informan
Como las torres de aire ya no cuelgan vacilantes sobre
Jardines de musgo cariados de presión. Han perdido la ciencia,
Los escudos del Norte, debilitados, permanecen sólo
Por la buena intención de alfombras de inverosímil
Jocosidad. Es la burla de las naciones quien los mantiene vivos;
Es el señalamiento de los otros aquello por lo cual no se confunden
Con el misterio abrasante de la Historia y terminan de convertir
En mito lo que hoy es sólo un germen de leyenda.
Huelga decir, que en ese sitio olvidado, hacen del cuero
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